Hoy es domingo. Y los domingos
los heraldistas, que por definición y por experiencia sé que somos gente decente, vamos a misa.
Así que hoy le aburriré,
improbable lector, con algo de eclesiástica. Seré lacónico: ¿cómo encajan las
ceremonias, no tan lejanas en el tiempo, de nuestra amada Iglesia,
con la parquedad actual manifestada,
(sabiendo que usted, improbable lector, es aficionado a la heráldica, me ceñiré
al asunto), en el abandono de la costumbre octosecular de timbrar las armas
papales con la tiara pontificia
o con la inmemorial de vestir
en la estola que cuelga de la faja papal las armas escogidas para ser
identificado durante su pontificado?