domingo, 15 de diciembre de 2013

FORROS ORNAMENTALES

Relacionada con la entrada reciente en la que se exponía la idea del maestro don Juan Fernández Molina, señor de Sabiote en el reino del Maestrazgo, relativa a que las particiones múltiples deberían ser consideradas forros heráldicos en la taxonomía de nuestra ciencia, hoy se desea recordar una breve idea. 
Explicaba en su libro El escudo de España nuestro más destacado maestro heraldista, don Faustino Menéndez-Pidal de Navascués, un aspecto de nuestra ciencia que a menudo resulta olvidado. 
Se trata de la consideración del triunfo fulgurante del sistema de señales que hoy denominamos heráldico. Su éxito, tanto pretérito como actual, procede, por un lado, de la superación del concepto estrictamente militar con el que nació, siendo asumido por toda la sociedad y no solamente por los encargados de la guerra, y por otro, de su valor ornamental y en consecuencia presente en los más variados objetos de la vida cotidiana. 

A este último aspecto me quiero referir hoy con la inclusión de tan solo dos fotografías. Instantáneas que demuestran esa virtud estética de la heráldica. La primera de ellas se expuso hace años en aquel tedioso blog de heráldica. Se trata de la imagen de un oratorio de la prelatura que adorna una de sus paredes con un verado pleno. Chocante uso del forro heráldico. 
Y la segunda, y ya con esto concluyo, viene a recordar, un poco de soslayo, los torneos medievales en los que los caballeros participantes vestían sus ropas adornadas con los colores y figuras de sus propias armas. 
Se trata de un acto de aceptación de una dama en la, creo reconocer, Orden de caballeros mozárabes de Toledo. La señora que sirve de madrina de la neófita viste un verado en ondas pleno. Curiosa utilización también del forro heráldico.