sábado, 4 de octubre de 2014

REGIONES

Hoy, que es sábado gracias a Dios y a María Santísima, le propongo, improbable lector, algunas imágenes.
Todas ellas recogen mapas políticos con el detalle de las regiones de diferentes naciones europeas.  Y todo ellos aparecerán adornados con las armas de cada una de las regiones. El de nuestra nación lo ofrecí hace escasos días y no requiere mayor comentario.
La siguiente imagen corresponde al que fuera reino de Francia: 
únicamente destacar las armas de la región Isla de Francia, que ostenta las armas del reino, cuando la forma de Estado ya no lo es.
El mapa que sigue exhibe las armas de las divisiones administrativas del que fuera reino de Polonia. 
Recalcaría las armas de la comarca de Podlakia. Un cortado, cosido, de las armas de la propia Polonia con las del perdido reino de Lituania:
Por último expondré una imagen, menos conseguida que las anteriores, que revela las armas de cada una de las demarcaciones checas:

viernes, 3 de octubre de 2014

VÍNCULO

No he contado con tiempo suficiente para poder redactar algo ingenioso, ni tedioso como es costumbre. Hoy le propongo, improbable lector, el enlace a la última publicación del colegio heráldico de Inglaterra.
Pulse sobre la palabra que sigue: Colegio

jueves, 2 de octubre de 2014

CONTINUACIÓN

Entro hoy, al fin, en el asunto del que la anterior entrada constituía la introducción. Recibí en la dirección de correo asociada al anterior blog que ya cerré, tan tedioso como el que tiene la deferencia de estar leyendo improbable lector, un mensaje remitido desde el que fuera el reino de Valencia.
El mensaje inquiría lo siguiente: hoy en día, en el Estado español, cómo están las competencias para la heráldica gentilicia?
La diatriba con la que tuve el honor de aburrirle ayer mismo,  la provocó la expresión "estado español" que acaba de leer improbable lector. No, no. En el mensaje del párrafo anterior se utiliza perfectamente bien, pero me recordó que menudea en las bocas de los habitantes más centrífugos de las geografías que la constitución denomina "regiones históricas". Individuos que gastan de esa expresión para referirse al conjunto de nuestra nación. Y no. Nuestro país se denomina Reino de España. Abreviadamente España, a secas.
La voz Estado, que habitualmente se escribe con mayúscula, significa en su quinta acepción "Conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano". Es decir, no define a la nación entera, sino únicamente al aparato del gobierno. Curiosa expresión esta de aparato.
Contesto en cualquier caso al remitente del mensaje. Las competencias en materia de heráldica gentilicia fueron tradicionalmente desempeñadas por el ministerio de gracia y justicia. Hoy justicia a secas, que así nos va.  Salvo mejor noticia, aún permanecen en vigor dos disposiciones jurídicas de carácter Estatal que regulan ciertos aspectos de esta materia:
- El Real Decreto 29 de julio de 1915, que establece las funciones de los reyes de armas, tanto palaciegas como estrictamente heráldicas y genealógicas.
- Y el Decreto de 13 de abril 1951, que trastorna la multisecular denominación de reyes de armas alterándola hacia la expresión cronistas de armas y regula tanto sus funciones como la forma de acceso al cargo.
No obstante la permanencia de ese cuerpo jurídico, se trata de una vigencia fallida toda vez que no sobrevive ni cronista ni rey de armas alguno de carácter nacional.
En cualquier caso, sí que existe regulación sobre la materia a nivel regional. El argumento expositivo para considerar este asunto es algo extenso considerando los usos y costumbres de este tedioso blog. Lo retomo de una entrada antigua. Ahí va:
Existe un excelente artículo, excelente de verdad, que rubrica don Félix Martínez Llorente, de la universidad de Valladolid, que expone con infinito más acierto y doctrina, lo que yo pretendo trazar.
La posesión de armas en estos reinos que hoy son España no acredita nobleza. Por el contrario, ha sido costumbre inmemorial que los súbditos del rey posean sus propias armerías que los signifiquen.
Las certificaciones de adopción de armas nuevas no son por consiguiente un premio. 
El engrandecimiento de las ya existentes, el aumento de honor por parte de un soberano,  sí que disfrutaría de esa consideración de recompensa. 
En consecuencia, la materia jurídica sobre la que se asienta el registro de armas no es la premial, sino la de fomento de la cultura y mantenimiento de la tradición. Y esas materias fueron cedidas a la región castellano-leonesa por parte del Estado.
 
Admitido entonces que la región cuenta con capacidad para legislar sobre el asunto del registro de armas se requiere únicamente de un texto jurídico que lo materialice y pase a formar parte de su cuerpo normativo. Y ese texto existe:
El instrumento de nombramiento fue emitido por el presidente de la Junta de comunidades de Castilla y León, entonces don Jesús de Posada Moreno. En ese Decreto se estableció, sin lugar a equívoco: expedir las certificaciones de genealogía, nobleza y escudos de armas, … las confirmaciones, atribuciones de nuevas armerías y autorizaciones de uso que os fueran solicitadas por los particulares, …
En consecuencia con este canon legal, el marqués de la Floresta está capacitado jurídicamente para emitir certificaciones de armas que, además, poseerán la consideración de documentos públicos.
No obstante lo expuesto, y ya termino, al igual que a usted improbable lector, me surje la duda acerca de la validez de la actuación de mi admirado amigo el marqués de La Floresta al expedir certificaciones a no residentes en la región que ampara su capacidad registral. Ahí lo dejo.

miércoles, 1 de octubre de 2014

IDIOMAS

Nadie entendió muy bien cómo pudo recibir el premio Nóbel de la paz. Pero le fue concedido. Tanto su conferencia y posterior película de éxito sobre el asunto del calentamiento global, como el empate técnico en las elecciones presidenciales norteamericanas debieron de contribuir a la obtención de tan afamado galardón.
Al Gore explicaba en su disertación, bastante entretenida a pesar de tratar sobre un tema plomizo, un hecho constatado científicamente en relación al comportamiento del cerebro tanto humano como animal: si a un ser vivo de laboratorio, una rana por ejemplo, se le van suministrando incrementos paulatinos, pero espaciados temporalmente, de la temperatura del agua en que habita no los advertirá. Podrá alcanzarse una temperatura elevadísima sin que lo perciba.
En estos reinos que en conjunto se denominan España también hemos padecido durante cuatro décadas el experimento descrito. Se llamó terrorismo vascongado. Un goteo de víctimas inocentes, de familias destrozadas y de provocaciones gratuitas a los que la sociedad no supo responder. En los Estados Unidos de América, por el contrario, los asesinatos perpetrados en las torres gemelas se produjeron en masa. La reacción fue inmediata. Aquí en España los asesinatos cometidos por los vascongados malos se ejecutaron escalonadamente, como los incrementos de la temperatura del agua, y la ciudadanía en su conjunto no supo advertir el daño. Se amoldó. Los mafiosos lograron su objetivo: la sociedad tuvo miedo.
Y ese miedo ha debido de ser el motor de la falta de exigencia en el uso del idioma por parte de quienes deben limpiar, fijar y dar esplendor. La academia española de la lengua no ha llamado jamás la atención de los hablantes de las regiones levantiscas en su uso del castellano.
Yo mismo lo he padecido. Resulta del todo soberbio. No es exactamente el mismo caso pero puede servir de ejemplo. Durante el desarrollo de las clases del curso de la asociación era frecuente que uno de los profesores, muy culto, expusiera alguna palabra, en mitad de cualquier explicación, en una lengua extranjera. El acento perfecto, sin duda. Alemán muy bien pronunciado, inglés de Oxford y francés del mismo París. Pero en mitad de una frase en castellano resulta, además de chocante, pedante.
La población española en su conjunto se ha amoldado al extraño uso idiomático de los habitantes de las regiones centrífugas. Al igual que actuaba el profesor de la asociación, es habitual escuchar en mitad de una conversación en castellano palabras en las lenguas vernáculas de las regiones: ayer en Euscadi..., compré en Donostia..., o ver escrito: desde mañana Catalunya esconderá…
No es que no sea correcto, que efectivamente no lo es, es que es extraño. Raro. La academia, con el pensamiento puesto en otras labores, o con miedo no sabemos, no ha advertido a la ciudadanía de esta particular rareza idiomática. Viene a ser como si el resto de los españoles de las regiones centrípetas escupiéramos frases como: en London han creado, o en München inventaron, o en The United States advierten… Efectivamente, es extrañísimo. Si se usa un idioma, se usa ése idioma. Incluir palabras en otra lengua sólo demuestra o pedantería o rareza.
Todo esto pretendía ser la introducción de un asunto breve, pero me voy por las ramas. Mañana comenzaré con el tema directamente.

NUEVO DISEÑO

Remite mensaje don Francisco Domingo Larrosa Gil, barón de la Real Patrulla en el reino del Maestrazgo, comunicando un nuevo diseño de sus propias armas ejecutado por la docta mano de mi hermano de hábito don Manuel Pardo de Vera y Díaz.

Apreciado José Juan:

Qué alegría cuando me dijeron… y es que muy recientemente he vuelto a topar con tu denominada tediosa redacción sobre la ciencia que nos une y hermana, la Heráldica.

Tras distraer varias tardes de mi solaz existencia poniéndome al corriente con la lectura de las magníficas, como siempre, entradas de estas para mí nuevas Crónicas Heráldicas, por fin, me he decidido a enviarte la presente nota para darte las gracias por volver a la escritura heráldica y por seguir dando luz a sombras que en ocasiones tiñen esta forma de entender auxiliarmente parte de la historia, ciencia que estudia lo que ocurre dentro y fuera del campo de un escudo de armas, como no, la Heráldica.

Si me lo permites, a modo de agradecimiento y homenaje hacia la persona de Don Manuel Pardo de Vera y Díaz, me gustaría que expusieras el espléndido diseño de mis armas con el que fui obsequiado por él, a la sazón, gran persona, excelente diseñador heráldico, y mejor defensor de la Heráldica y de todo cuanto tenga que ver con esta ciencia.
Bien venido y bien hallado seas tú y tus nuevas Crónicas Heráldicas.

Recibe un cordial saludo.


Francisco Domingo Larrosa Gil

martes, 30 de septiembre de 2014

TESIS

Tuve el honor de conocerlo e intercambiar unas palabras con él y con don Florentino Antón Reglero en el salón de conferencias de la Sociedad heráldica española.
Hermano de hábito, es caballero en el sentido más aristocrático del término.
Don Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, marqués de Casa Real, ha expuesto desinteresadamente al común su tesis doctoral. Tesis que se basa en la comparación regional de frecuencias de los diferentes muebles que habitan nuestra heráldica gentilicia hispana.
Un verdadero regalo heráldico. El enlace.

lunes, 29 de septiembre de 2014

REGISTRO DE ARMAS

Comenzaba la entrada expuesta ayer mismo arrojando un pensamiento sobre la bondad moral de la elección de armas nuevas. Don Álvaro del Portillo escogió armas y ha sido definido como beato.
Reflexionando un poco más, no sólo la elección de armas nuevas, sino su registro ante un cronista rey de armas ha de ser forzosamente también un acto bueno. San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, santo fundador, así lo hizo ante la autoridad de don Vicente de Cadenas, tal como recoge su obra Blasonario de la consanguinidad ibérica en su tomo segundo.

domingo, 28 de septiembre de 2014

SAXUM

Debe de ser moralmente bueno adoptar armas nuevas. Don Álvaro del Portillo y Diez de Sollano escogió armas para sí mismo y desde ayer sábado se cuenta entre los beatos que define nuestra santa Iglesia. 
Como lo que nos gusta es la anécdota añado brevemente que la ascendencia materna de don Álvaro procedía de Sollano, en esa parte de Castilla que se llama Vizcaya. La historia relata que los señores del lugar fueron diez hermanos que ejercían su poder de forma conjunta. Así surgió el apodo "uno de los diez de Sollano" y posteriormente el apellido Diez de Sollano (no Díez, con acento, como se escribe por error).