sábado, 22 de febrero de 2014

ADOPCIÓN DE ARMAS

Para cualquier aficionado a la heráldica decente (perdón por la redundancia) es siempre un motivo de satisfacción que aún en el siglo XXI, y según ha sido costumbre multisecular en estos reinos, se adopten armas nuevas.

Se expondrán  a continuación, redactados por él mismo, tanto el blasonamiento, como los motivos que han conducido a la elección  de los diferentes muebles que pueblan el escudo que ha asumido como propio don Antonio Salmerón, súbdito del rey de España y vecino de la ciudad capital de estos reinos.

BLASÓN:

Armas de don Antonio Salmerón: 
Escudo cuartelado. Primero: en campo de sable, una letra «o» de oro; segundo y tercero: en campo de oro, dos lobos de sable, pasantes y puestos en palo; y cuarto: en campo de sable, un «XI» romano de oro.

Al timbre un burelete de oro y sable sumado de una cruz de Borgoña de gules cargada de tres libros abiertos, uno en jefe y dos en punta, de tapas de sable, guardas de gules, filos de oro y hojas de plata cargadas, cada una, con dos guarismos de azur puestos en palo.

Por soportes dos unicornios saltantes en plata.

Acoladas dos ramas de laurel de plata afrutadas de gules.

Por divisa, en una lista de azur bordeada de oro, «In principio erat Verbum» en letras de plata.


SIMBOLOGÍA:


Los esmaltes usados oro, plata, sable, gules y azur hacen referencia a la Cruz de Primera Clase de Beneficencia de mi bisabuelo paterno.

La estructura interna del escudo, sus proporciones y armonías, se han escogido en honor a mi tía que me enseñó arte.

La «o» del primer cuartel simboliza los conceptos de objetivo y de optimización y el «XI» del cuarto figura la noción de esfuerzo más allá del máximo 10. Unidos dan nombre a una clase de especial de operaciones que cada cierto tiempo acometo. Elegí letras por mi dedicación a la edición técnica y de tipo románico porque los manuscritos miniados están en la raíz de mi forma de trazar con tinta.

Los lobos de sable pasantes figuran a mi familia paterna. Los del segundo cuartel recuerdan a mi abuelo mirando al objetivo. Los del tercero a  mi padre excediendo al XI. Entre ambos espero mi equilibrio.

Mi formación primaria es informática. En el timbre en ceros y unos aparece escrito, en Ascii reducido, el nombre de mi mujer sobre 3 libros que aluden a mis 3 hijas, a las que el conocimiento será mi mejor legado por consejo de mi suegro.

La Cruz de Borgoña representa a España, el espíritu de nuestros Tercios y el crecerse ante el castigo, actitud natural que me esfuerzo por conservar en mí mismo y que tanta gracia le hacía al que fue mi tutor.

La plata de la ornamentación encarna a mi familia materna y los negocios que he de cuidar. En especial el laurel, símbolo del triunfo, con sus hojas de plata, las preferidas de mi madre, y que se muestran afrutadas de gules pues en el jardín de mi infancia entonces yo cuidaba de las grosellas.

Los unicornios son animales fantásticos capaces de vencer a otros más poderosos. Se disponen saltantes ya que, a menudo, mi forma de hacerlo es saltando sus defensas cuando se esperaba el choque directo.

La divisa exhibe las cuatro primeras palabras del Evangelio de San Juan. Resumen mi concepción de Dios desde la teoría de la información «En principio fue la Palabra».

viernes, 21 de febrero de 2014

CRUZ DOBLE

Ahondando tanto en la anterior entrada, relativa al timbre del pontífice emérito, como en aquella otra sobre las armas del príncipe eclesiástico de Andorra, hoy pruebo a exponer el saber de quien es nuestro santo patrón, el venerable nuncio Bruno Heim, en materia de cruces de doble traviesa acoladas a las armerías eclesiásticas.
De la atenta lectura de su imprescindible obra La heráldica en la Iglesia Católica no puede inferirse una doctrina clara. No. No es posible. Si tiene la paciencia para seguir leyendo, improbable lector, me detendré a participarle, caso por caso, no desespere que son pocos, lo que monseñor Heim pontificó sobre el asunto.
La primera alusión en la extensa obra a la cruz de doble traviesa aparece en la página 57. Se trata de un comentario a las armas del entonces arzobispo de Munich: In 1961 Cardinal Dopfner was promoted Archbishop of Munich and Freising. The episcopal cross had to be changed to the archiepiscopal double cross and the personal arms… 
Sé que habla inglés con fluidez, improbable lector, pero lo traduzco: En 1961, el cardenal Dopfner fue ascendido a arzobispo de Munich. La cruz episcopal [acolada a sus armas] hubo de ser sustituida por la archiepiscopal, de doble traviesa, y sus armas… 
Dado que el ejemplo gráfico al que hace referencia la anterior cita fue realmente dibujado por el propio Heim, podría inferirse que la cruz de travesaño doble significa realmente a los arzobispos.
La siguiente cita es extensa pero significativa, proviene de la página 74:
In heraldry patriarchs and archbishops first used the simple cross, but by the Fifteenth Century patriarchs adopted the double cross with two bars, the upper cross piece being the panel of the inscription that Pontius Pilate had put on the cross of Jesus. Since the Seventeenth Century many primates have done likewise, and now archbishops have assumed the heraldic use of the doublé traversed cross, largely because bishops had adopted the simple cross as an external ornament in heraldry, although they are still denied the personal right to have it carried before them in processions.
Today patriarchs, metropolitans and archbishops (including the titulars), adorn their arms with a doublé traversed cross and bishops use the simple cross.
Intento transcribirlo al castellano: Heráldicamente, patriarcas y arzobispos usaron inicialmente la cruz simple, pero ya en el siglo XV los patriarcas adoptaron la cruz de doble traviesa… Desde el siglo XVII además, un gran número de primados comenzaron a utilizar la misma doble cruz y en la actulidad los arzobispos han asumido igualmente su uso heráldico, en buena medida porque los obispos han adoptado el uso de la cruz simple como ornamento externo heráldico, aunque todavía [los arzobispos] no poseen el derecho a que sea portada ante ellos en las procesiones.
Hoy por hoy, los patriarcas, los metropolitanos y los arzobispos (incluso los que sean titulares, es decir, ad personam) acolan a sus armas la cruz de doble traviesa en tanto que los obispos usan la cruz simple.
En la página 106 se expone lo siguiente:
The double-traversed cross and pallium are common to patriarchs and archbishops. The Roman Pontifical recognizes the heraldic use of this cross by these prelates, while St. Pius X forbids it for protonotaries apostolic. There is no other legal disposition concerning the cross but its use, traditional in Rome, has been universal for centuries.
La cruz de doble traviesa y el palio son comunes a patriarcas y arzobispos. El pontifical romano reconoce el uso heráldico de esta cruz por estos prelados, mientras que san Pío X lo prohibió para los protonotarios apostólicos. No existe otra disposición legal concerniente a la cruz pero su uso, tradicional en el ámbito romano, ha sido universal durante siglos.
Y por fin, en las 107 y 108 indica al tratar expresamente sobre los arzobispos:
Archbishops ensign their shields with a green hat pendent from which is a green cord on each side  terminating in ten green tassels arranged in four rows : Behind the shield in pale, they place a double-traversed cross.
Los arzobispos timbran sus armas con un galero verde del cual pende un cordón también verde a cada lado que termina en diez borlas verdes dispuestas en cuatro órdenes: tras el escudo, en palo, acolan una cruz de doble traviesa.
De la lectura de todos estos datos debe concluirse que el uso de la cruz doble por parte de los arzobispos no aparece regulado en documento legal alguno. No obstante, es costumbre universal para significar a los arzobispos y a los primados.
Quiza el argumento más concluyente para inferir que su uso ha sido aceptado sea que el propio monseñor Heim la dispuso acolada a sus armas:
Concluyo esta idea poniendo de manifiesto que la cruz de doble traviesa que el príncipe eclesiástico de Andorra, en tanto que arzobispo titular, muestra tras sus armas, y que expuso con tanto acierto en su blog el maestro don Xavier Garcia  i Mesa, es correcta desde el punto de vista, tanto de la tradición, como de la significación que pretende el uso actual de este ornamento externo.
Añado que el uso de la cruz, obviando el capelo, fue habitual por parte del nuncio Heim para significar heráldicamente a los obispos y arzobispos.
No obstante, los sacerdotes y diáconos requieren inevitablemente del timbre tradicional dado que no poseen el derecho a disponerla tras sus armas.
Ahondando en este último uso de la cruz acolada de doble traviesa, manifestado en múltiples diseños heráldicos que monseñor Heim realizó para una buena parte del obispado universal, se puede inferir que quizá la mejor opción para significar al papa emérito, e incluso al reinante, pudiera pasar por el recurso a la cruz de triple traviesa que, 
aunque no aparece recogida en documento del cuerpo legal eclesiástico alguno, ha venido significando al papado durante siglos.

jueves, 20 de febrero de 2014

TIMBRE

 
Nuestra madre la Iglesia considera la existencia de dos, y únicamente dos, fuentes de la fe. Por un lado las Sagradas Escrituras y por otro la Tradición. 
Una institución que aún hoy considera la tradición como una forma de conocer a Dios debería ser especialmente cuidadosa en la conservación de sus costumbres. Pero no. Corren tiempos de cambio. La globalización que nos ha impuesto la comunicación universal ha determinado que se abandonen muchos de los sanos usos que se venían preservando.
Sí, improbable lector, me refiero a la reseña que expuso recientemente en su imprescindible blog el maestro don Xavier Garcia i Mesa relativa a las armas que el cardenal Cordero había planteado para el pontífice emérito. 
En un acto de desconocimiento abundante sobre la tradición y sobre los propios usos de la heráldica eclesiástica, el príncipe de la Iglesia proyectaba al común unas armas basadas en el capelo. Efectivamente, el capelo es el timbre que debe usarse, no solo de acuerdo con la tradición, sino con las propias leyes eclesiásticas sobre la materia, para significar, tanto la pertenencia al clero ordenado, como la jerarquía alcanzada dentro de su seno. 
El sistema es ingenioso. Como ya conoce, improbable lector, recurre a los esmaltes y al número de borlas que penden del mismo para determinar, sin lugar a equívocos, ambas circunstancias.
Y existe una única excepción: el obispo de Roma, que debe timbrar sus armas con la tiara pontificia. El papa emérito es papa. Ha abdicado ciertamente, pero sigue siéndolo. Como en el caso de cualquier otro rey, el ejercicio de la soberanía imprime carácter. En consecuencia no es admisible otra forma de timbre que la tiara, aunque ahora tenga forma de mitra.

miércoles, 19 de febrero de 2014

CONCISIÓN

Hablando entre caña y caña con el señor de Sabiote, el marqués del Real Blasón y el marqués del Tamujoso, cuyas armas, junto con las de quien suscribe, se exponen a continuación,
acompañados del correctísimo don Ángel García Cañedo, conde de Cristóbal de la Sierra, en el reino del Maestrazgo, que aún no ha escogido armas, comentábamos algunas actitudes sobre las adopciones de armerías de varios de nuestros conocidos y amigos.
Todos coincidimos en que quienes de verdad comprendían esta ciencia, aquellos que se habían empleado con esfuerzo en su estudio, llegando a familiarizarse con armoriales, blasonamientos y esmaltes tendían a escoger armas simples.

Por el contrario, aquellos otros que se acercaban a la heráldica por primera vez y con prontitud, celeridad y prisas optaban por blasones invariablemente saturados de particiones, con muebles muy diversos, abigarrados de significados y simbolismos. Enmarañados, embrollados.
Improbable lector, si está sopesando la posibilidad de escoger armas nuevas que le representen, que le identifiquen, según ha sido costumbre secular en estos reinos que hoy forman España, tenga presente que cuanto más escuetas y concisas, resultarán más armónicas y le distinguirán con mayor facilidad del resto.

Otro día hablaremos sobre quién debe registrar sus armas.

martes, 18 de febrero de 2014

BANDA ECLESIÁSTICA

El derecho premial español, supongo que de forma análoga al resto de reinos vecinos, recoge la existencia de la categoría de grandes cruces en las muchas y variadas órdenes que existen en suelo patrio.
Las grandes cruces se acompañan de banda que se dispone terciada de forma que, de portar espada, pudiera prenderse de su extremo. Esto es, desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo.
Y esta característica es invariable en todas las órdenes españolas, al contrario que en el extranjero, por ejemplo en Inglaterra, donde la orden de la liga se significa con banda que se tercia en sentido opuesto. Imagino que debido a la existencia de un elevado número de zurdos en aquellos brumosos lares que portaban la espada en el costado contrario.
Pero dado que el origen de la banda es el arreo del caballero que se utilizaba para portar espada,
es lógico pensar que los eclesiásticos no deban utilizar dicho atavío atendiendo al mandato del Maestro relativo a la caridad que debe primar sobre cualquier querella.
(Sí, efectivamente improbable lector, las damas tampoco y por ese motivo las bandas que se les otorguen deben tomar un reducido ancho que más signifique adorno que verdadero portaespada).
La red mostraba no hace mucho la concesión al arzobispo de Barcelona, príncipe de la Iglesia, de la gran cruz del estamento de caballeros nobles del principado de Cataluña. Gran cruz que se le entregó en forma de banda.
Y no es caso único, se añaden un par de imágenes más que muestran al cardenal Oullet
y al cardenal Cañizares portando bandas impropias de eclesiásticos.
Para el clero se dispuso tradicionalmente la banda en una forma espacial. Forma que se denomina de muceta y que resulta centrada sobre el traje talar.
Hasta hace escasas fechas la correcta utilización de la banda eclesiástica sí se mantenía. La imagen que sigue muestra al cardenal Aponte tras recibir la gran cruz de la orden de Isabel la católica:
La historia nos ofrece infinidad de casos del uso correcto de esta prenda premial.
Quizá, y con esto concluyo tan breve entrada, debería advertirse a las autoridades sobre la conveniencia de retornar al correcto uso de este galardón.