domingo, 12 de octubre de 2014

GOLPE DE ESTADO INCRUENTO

Corregir es arriesgadísimo. Hay que tener mucha seguridad en la intachable conducta propia para poder enmendar la ajena. Especialmente entre los más cercanos,  que conocerán todos nuestros defectos.
Es habitual ver escrito y escuchar que el régimen que se alzó con el poder el catorce de abril de mil novecientos treinta y uno, contaba con el respaldo de la victoria obtenida en unas elecciones.

Pues no. Aquel régimen comenzó con un golpe de Estado, incruento, pero golpe de Estado.
Las elecciones, municipales no generales, las ganaron por abrumadora diferencia, cinco a uno, los concejales partidarios de la monarquía.
La legitimación democrática de aquel régimen no existió. Al contrario, según los resultados de aquellas elecciones el cambio no fue pretendido más que por una minoría irrelevante.

Con infinito más acierto lo relata don César Vidal en el siguiente enlace.