Abundado en la idea expuesta ayer mismo sobre la tradición de libertad, de soberanía individual, en la elección de armas nuevas por parte de cualquier súbdito del monarca de estos reinos que actualmente llamamos en su conjunto España, hoy le sugiero, improbable lector, un ejemplo.
Hace ya años, tan distinguido señor puso de manifiesto la capacidad soberana individual de adopción de armerías con el cierto propósito de identificar, (a fin de cuentas el verdadero motivo de la existencia de cualquier blasón), escogiendo armas nuevas.
Armas cuyo blasonamiento podría expresarse como: tajado, de evidentes resonancias españolas, con el primer cuartel de plata, con águila exployada de sable, y el segundo de sable, con cruz flordelisada de plata. Bordura de gules con ocho estrellas de oro.
Y manteniendo viva la tradición española que demostraba la posesión de cualquier objeto a través de la estampación de las propias armerías, don Juan Rafael, I conde de Kozelsk en el principado de Ucrania, ha dispuesto sobre su motocicleta sus armas, esmaltadas sobre una placa de metal, timbradas con la corona que significa su título.