Me sugería don Eduardo Campos Gómez, conde de Montecampos en el reino del Maestrazgo, que tengo la desgracia de caer mal a la mayoría. Supongo que sí, que es verdad, y que esta circunstancia se relaciona directamente con mi falta de sensatez, mi inmadurez y las permanentes ganas de pasarlo bien. No tengo que esforzarme especialmente, al contrario, la circunstancia surge naturalmente. Y es que efectivamente no soy una moneda de dos euros, que gusta a todo el mundo, y sé que la mayoría prefiere no tenerme cerca. No obstante, en general éstos me caen bien a mí. Sí, efectivamente, es una desgracia.
A pesar de lo anterior, cierta facilidad de trato, insisto en que probablemente relacionada con mi inmadurez intelectual, conduce a que quienes han compartido alguna cerveza conmigo me regalen su amistad y de vez en cuando, además, alguna de sus publicaciones heráldicas.
Hoy quiero traer a su intelecto, improbable lector, una publicación que suele remitirme por vía de correo electrónico su propio autor y coordinador, el marqués de la Floresta en el reino de España. Se trata de una publicación comprometida, toda vez que expone ideas propias sin tapujos, sin ambages y sin atender a posibles enemistades que pueda contraer a la hora de manifestar sus convicciones. Repasa bien muchos aspectos y propone temas relacionados con nuestras ciencias que se explican con sabiduría y amenidad.
La visita regular es obligada, improbable lector. Las revistas pueden descargarse para ser repasadas en cualquier ocasión. El enlace de acceso es el que sigue:
No hay de qué, improbable lector.