jueves, 26 de diciembre de 2013

SU INMINENCIA


Si no es usted, improbable lector, habitual del avispero heráldico no entenderá esta estúpida entrada, ni falta que le hace: vivirá más feliz. 

Primero le apodaron el innombrable. Ahora le llaman su inminencia. No me parece bien lo que se hace con él. Tengo el honor de conocerlo de un par de ocasiones en las que hemos coincidido y es hombre culto, de modales distinguidos y desde luego divertido. 
Y no considero correcto lo que se hace con él porque todos tenemos nuestras carencias. En este ruedo heráldico el que esté libre de pecados de ambiciones, de fatuidades, o de ansias de figurar y aparentar, aún lo que no se es, que tire la primera piedra. 

Parece existir una cierta campaña organizada, un aparente complot. En Barcelona se desmontó la rehabilitación de un barón con pruebas irrefutables y en Barcelona me contaron entre copa y copa los Xavis, que se completó un estudio para demostrar la falsedad del suyo. No se ha publicado. Pero ahí está, existir existe. 
Le quitaron medallas y al poco le otorgaron otra de más valor. La anulación de las primeras aireada a los cuatro vientos, la concesión de la segunda casi inadvertida en el entorno heráldico. 

Lo de su inminencia tiene su indudable ingenio, pero si el ingenio se destina a hacer el mal no es ingenio sino perversidad. El extraño nombre resultó proceder del fallecido y tedioso blog de heráldica. Parece que se aireó, por parte de un amigo suyo, que la ejecución de un auto judicial sobre grandezas era inminente. Inminente. Y de ahí el nuevo apodo: su inminencia
Insisto en lo evidente: si nos dedicamos a airear los trapos sucios de unos y otros no atenderemos a lo que de verdad importa: el estudio sobre heráldica.