Escribe unas líneas el maestro don Xavier Garcia i Mesa desde el principado de Cataluña, cuyas armas como conde del Puig de Sabadell del reino del Maestrazgo son las que siguen.
Siendo un eminente diseñador informático, el mensaje muestra su admiración por las armas que se propusieron hace unas fechas:
y en particular por la cadena de caracteres binarios que se exhiben bajo el lema.
Aclara en su recado electrónico don Xavier que las armas expuestas en su día pertenecen a lo que en estos reinos que se llaman en conjunto España hubiéramos denominado un virrey, título que en el entorno inglés prefieren calificar como gobernador general.
Efectivamente, improbable lector, se trata de las armas del virrey que la reina de Inglaterra asigna a sus súbditos de Canadá.
Añade además enlace a una página en inglés en la que se habla de las reacciones que ha provocado esa cadena numérica.
Una doble circunstancia llama especialmente la atención en la página a la que remite el vínculo electrónico: por un lado la sorpresa y admiración de los habitantes de aquella extensa y despoblada nación ante el conocimiento de la existencia de una autoridad heráldica canadiense,
y por otro, los honorarios que se requieren por el diseño de una composición heráldica: nada menos que dos mil quinientos dólares.
Me permito añadir a este último hecho, aún a sabiendas de que puedo resultarle molesto improbable lector, que en estos reinos el cronista de armas de Castilla y León, el marqués de la Floresta, exige tan solo cincuenta euros por su trabajo de certificación de armas nuevas.
Concluyo añadiendo unas líneas, para terminar de aburrirle improbable lector, sobre los motivos de elección de sus propias armas por parte del virrey de Canadá:
El fretado de sable en campo de plata alude tanto al papel central de la familia como al interés del gobernador por las redes de comunicación que conllevan a la interconexión de conocimientos.
La corona real del jefe es el símbolo que vienen utilizando los virreyes de aquellos lares que, acompañada de dos libros abiertos, que en lengua blasona se denominan becerros, quieren representar el conocimiento y la educación junto a la ley.
Los cinco libros de la cimera figuran a sus cinco hijas y el cirio la iluminación y trasmisión del conocimiento.
Recurriendo a un simbolismo particularmente atractivo los astrolabios que se cargan sobre los unicornios hacen referencia a la exploración intelectual.
Los pies alados, atributo tradicional del dios Hermes, aluden tanto a la comunicación como al deporte.
Por fin, la cadena de caracteres binarios pretende reflejar la información en la sociedad actual y el lema podría traducirse como contemplar cosas mejores. La venera que pende de la punta de la composición figura a la Orden de Canadá de la que el gobernador general es canciller.
Un conjunto armónico y, convendrá conmigo improbable lector, pleno de significación.