La fiebre no me ha impedido
intentar poner orden en la carpeta que desde hace ya bastantes años me acompaña
en los varios ordenadores de escasa vida que se han ido sucediendo. Carpeta que
posee el nombre de Heráldica.
Al inicio del día la carpeta
contenía seis mil doscientos archivos. ¡Seis mil doscientos! Ahora no pasan de trescientos.
Reflexionando mientras eliminaba ficheros me he dado cuenta de que desde hace años me he convertido en coleccionista. Coleccionista
de imágenes y textos relacionados con la heráldica. Sin mucho afán
discriminatorio, pero sí acumulativo.
Y pasado el tiempo… sí, sigo
siendo coleccionista porque me gusta almacenar y contemplar escudos… pero ya he
alcanzado la categoría de coleccionista veterano: solo me cautivan o la elevadísima
calidad o la extrema rareza.
Hoy le recuerdo, improbable
lector, la existencia de una página que reúne en su conjunto ambas categorías.
Opuestamente a los usos que
gastamos el común de los que habitamos el ruedo heráldico, su autor mantiene el
más absoluto anonimato, no busca reconocimiento, ni pretende una fama que la
comunidad heráldica en conjunto juzgaría como absolutamente merecida.
Un ejemplo para todos.
Ya conoce el enlace, improbable
lector: