Me explicaba un compañero de armas, mientras disfrutábamos de la agresiva hospitalidad Afgana, la paradoja que suponía que siendo más de cincuenta militares allí destacados perfectamente uniformados, podíamos distinguirnos unos de otros, aún sin apreciar el rostro, porque nuestro uniforme era multiforme. Cada uno añadía algún detalle que lo hacía inconfundible.
Estos reinos que se llaman España mantienen sus usos propios. Y está bien que nos diferenciemos. La excesiva uniformidad genera aburrimiento.
Llevo padeciendo ya desde hace tres días un proceso gripal acompañado de fiebre que me mantiene agotado, aunque por supuesto sigo trabajando. Ahora la posibilidad de solicitar una baja por enfermedad no existe dado que el sueldo se ve aún más mermado. Quizá lo óptimo del asunto es que con los camaradas de trabajo ya se comparten hasta las enfermedades: el compañerismo alzado a una posición digna.
No tengo fuerzas para otra cosa: hoy me propongo aburrirle, improbable lector, con pocas imágenes. Imágenes que muestran costumbres de otros reinos de la cristiandad.
Las que preceden a estas palabras son las armas de la afamada y belicosa primera ministra Thatcher, creada baronesa por su reina. En la fotografía que sigue aparece ataviada con el uniforme de la orden de la Jarretera.
Imagínese improbable lector, a algún antiguo jefe del gobierno de España luciendo el hábito del toisón,
o de la orden de Carlos III
Llevo padeciendo ya desde hace tres días un proceso gripal acompañado de fiebre que me mantiene agotado, aunque por supuesto sigo trabajando. Ahora la posibilidad de solicitar una baja por enfermedad no existe dado que el sueldo se ve aún más mermado. Quizá lo óptimo del asunto es que con los camaradas de trabajo ya se comparten hasta las enfermedades: el compañerismo alzado a una posición digna.
No tengo fuerzas para otra cosa: hoy me propongo aburrirle, improbable lector, con pocas imágenes. Imágenes que muestran costumbres de otros reinos de la cristiandad.
Las que preceden a estas palabras son las armas de la afamada y belicosa primera ministra Thatcher, creada baronesa por su reina. En la fotografía que sigue aparece ataviada con el uniforme de la orden de la Jarretera.
Imagínese improbable lector, a algún antiguo jefe del gobierno de España luciendo el hábito del toisón,
o de la orden de Carlos III
al acudir a alguna ceremonia pública. La indignación nacional aupada por los medios de comunicación sería memorable.
La instantánea que sigue muestra la ceremonia de apertura del curso parlamentario en Inglaterra. La soberana acude a la cámara de los lores, la cámara alta.
En nuestra nación, el Senado se componía hasta el reinado del abuelo de don Juan Carlos por los grandes de España.
Sopese la reacción social improbable lector, si el rey solamente acudiera a la cámara de nobles y no pisara el congreso de los diputados.
Y que quien le recibiera al acudir fuera un duque, acompañado de reyes de armas.
En la ceremonia de entronización del actual monarca de Holanda, y con esto ya concluyo, ataviado con la capa que indicaba su alta función,
se hizo acompañar de dos reyes de armas: un antiguo astronauta
y un general
aquí somos más de ataviar a ujieres con las ropas de los antiguos maceros.
La instantánea que sigue muestra la ceremonia de apertura del curso parlamentario en Inglaterra. La soberana acude a la cámara de los lores, la cámara alta.
En nuestra nación, el Senado se componía hasta el reinado del abuelo de don Juan Carlos por los grandes de España.
Sopese la reacción social improbable lector, si el rey solamente acudiera a la cámara de nobles y no pisara el congreso de los diputados.
Y que quien le recibiera al acudir fuera un duque, acompañado de reyes de armas.
En la ceremonia de entronización del actual monarca de Holanda, y con esto ya concluyo, ataviado con la capa que indicaba su alta función,
se hizo acompañar de dos reyes de armas: un antiguo astronauta
y un general
Mantenemos nuestras costumbres propias.