martes, 11 de febrero de 2014

SINGULARIDAD

Lo siento, improbable lector, no me ha dado tiempo a redactar una entrada como Dios manda.
Únicamente me permito exponer hoy una imagen que me resulta especialmente significativa. Muestra una singularidad. Y los heraldistas, como usted improbable lector, gustan de las particularidades.
Las armas que cerrarán esta breve entrada, perteneciendo a un miembro del clero en activo, mantienen la corona que le corresponde por derecho.
Es príncipe soberano y en consecuencia timbra correctamente sus armerías.
Justamente. Se trata del blasón del actual obispo de la Seo de Urgel.
Recientemente ascendido a arzobispo ad personam, es decir, sin ocupar sede arzobispal, ha mantenido la corona que demuestra el ejercicio de la soberanía que ejerce.
Sus superiores no actuaron igual, ya lo sabe improbable lector. El papa emérito renunció a ocho siglos de costumbre obviando la tiara pontificia en sus armas
y su sucesor, el papa reinante, ha incluso preferido no disponer su propio blasón sobre la estola que cuelga de la faja de su hábito.
El arzobispo copríncipe, catalán de Barcelona y en consecuencia amante de las tradiciones, sí ha sabido guardar la costumbre que corresponde a su alta dignidad. Una excepción digna de halago: