REFLEXIÓN
Por el Barón de Sórvigo
Heraldista
Mi muy querido amigo:
Después de dos resurrecciones de tu blog, has
decidido que es mejor una reencarnación. Bienvenidas, pues, estas “Crónicas
Heráldicas”, reencarnación gozosa del memorable “Blog de Heráldica”, a las que
deseo la mejor de las suertes. Y enhorabuena por la paternidad, que pone fin a
una sequía que ya se nos hacía demasiado larga a tus habituales lectores.
En este tiempo son muchas las cosas que me han
llamado la atención en este mundo de la heráldica. Una de las más recientes es
la que creo constituye un record, cosa que sería muy encomiable de no ser
porque se trata de un record en la disciplina de meteduras de pata heráldicas,
deporte que (según me informan) aún no está reconocido como olímpico, y ni tan
siquiera se encuentra federado.
La verdad es que si quisiésemos hacer un
palmarés del “Citius, altius, fortius” de meteduras de pata heráldicas, no nos
faltarían buenos ejemplos. Yo, en mi particular clasificación colocaría como
“Altius” –“más alto”- al escudo de España implantado en 1999 al unificarse la
imagen institucional de la Administración General del Estado, escudo que
incluía un disparatado segundo cuartel con un león de color rosa-chicle,
apodado ya desde entonces como “la pantera rosa” en el gremio de las ciencias
heroicas. Más alto error que distorsionar las armas nacionales, resulta difícil
de imaginar.
En cuanto al “Fortius” –“más fuerte”- , no
dudaría en incluir cualquiera de los logotipos en que muchos Ayuntamientos han
convertido sus escudos, justificándolo con los más diversos argumentos que en
fondo sólo encubren una mal entendida vocación de modernidad entregada a la
cultura del logotipo de la manera más espatarrante. Y digo lo de fortius,
porque su buen esfuerzo ha tenido que costar al diseñador de turno comprimir blasones
de la mayor complejidad para hacerlos encajar en un minúsculo logo monocromo.
¡Eso debe ser más difícil que volver a colocar el corcho a la botella de “El
Gaitero” después de la cena navideña!
Pero si tengo que dar el primer puesto en la
categoría de “Citius” –“más rápido”- creo que hoy se lo daría al Ayuntamiento
valenciano de Alzira (de soltera Alcira). Ya es difícil cometer dos disparates
heráldicos seguidos, pero este Consistorio lo ha conseguido. Me explico: el día
8 de diciembre del pasado año 2013, el Ayuntamiento tuvo a bien inaugurar una
plaza con el bonito nombre de «Plaça de la Mare de Déu de la Medalla “Milagrosa”».
Al descubrir el munícipe de turno la placa de rigor, ¡oh, sorpresa! los
presentes se percataron de que al escudo allí pintado le faltaba la llave que,
brochante sobre los palos rojigualdas, caracteriza las armas de la localidad.
¡Ese no era el escudo de Alzira, sino el de Xàtiva (de soltera, Játiva)! Faltó
el brochante, y sobró el bochorno.
El asunto podría haber quedado olvidado con un
oportuno cambio de placa, de no ser porque pocas semanas después, en concreto
el 26 de febrero siguiente, el Diario digital local “El Seis Doble” dio cuenta
de otro despropósito heráldico municipal. Esta vez el duende había penetrado
hasta la mismísima Casa Consistorial, colándose en el Salón Noble del
Ayuntamiento. Este salón, inaugurado en el año 2010, cuenta con un escudo de
España y otro de la localidad, flanqueando a un retrato oficial de S.M. el Rey,
que denota su antigüedad por cuanto que el Monarca sale con algunas canas y
algunos kilos menos que los que hoy acumula en su Real Persona. Pues bien, el
escudo municipal que allí se colocó, blasona bajo la ya mencionada llave, una
cuatribarrada de… ¡cuatro palos de oro en campo de gules!
Dos errores de bulto en un escudo tan sencillo,
y publicados en poco más de dos meses. ¿Merece o no merece la Medalla Citius de
oro con diamantes?